viernes, 29 de julio de 2011

Tu opción... su prioridad

- Realmente si sigues así, me vas a perder - te dije queriendo que te dieras cuenta de lo que te decía.
- Tonta, tú me quieres, yo te quiero, eso no va a pasar - me dijiste demasiado confiado y con sonrisas.
- Si tú lo dices - seguimos hablando cosas sin sentido, hasta que colgué el teléfono.

Cómo me hubiese gustado decirte que me estás perdiendo, que si sigues distante conmigo, pensando que ya has hecho todo el trabajo de conquista, me vas a perder: mientras tú me ignoras, él me enamora, es cierto, pero no te has dado cuenta, hace mucho que no me dices cosas como te extraño, quiero estar contigo, en unos días más te veré, entre otras, hace mucho que no escucho de tus labios un verdadero te quiero.

Pero sabes ¿qué es lo peor? En realidad no lo sabes, porque si lo supieras cambiarías esa actitud conmigo, lo peor es que él está haciendo todo lo que a mi me gustaría que tú hicieras, me llama por teléfono todos los días, me dice que me extraña, me dice que soy especial y diferente al resto de chicas que ha conocido, no te imaginas cuántas veces he deseado que fuese tú quien me dice eso.

El que me diga todas esas cosas y que me guste escucharlo y hablar con él, no quiere decir que lo que siento por ti haya cambiado, en lo absoluto, pero si me mantienes alejada por ese muro que sueles poner a tu alrededor, empezaré a aceptar sus palabras. quiero que te des cuenta que a pesar de quererte como te quiero, todo tiene un límite y si me sigues ignorando, él me seguirá conquistando - y dentro de unos meses quizás logré su objetivo - no quiero perderte, no quiero que te des cuenta tarde de lo que está pasando.

Quien mucho se ausenta, pronto deja de hacer falta


Te quiero, pero...
Mizzu~

martes, 26 de julio de 2011

...

Sinceramente no sé qué escribir, tengo una extraña mezcla de sentimientos, emociones, pensamientos, malos ratos, ratos agradables que quedan en nada...

Este fin de semana me hubiese gustado desaparecer aunque fuese un día, pero no podía salir de mi casa por trámites de mi madre, y ahora tampoco puedo, detesto estar encerrada, no es que no me guste mi casa, la amo, pero no es lo mismo querer estar en tu casa, a sentir que TIENES que estar allí.

Esta mezcla de cosas en mi cabeza, en mi pecho, en mi vida, no son cosas de hace poco, son asuntos que se vieen arrastrando desde hace tiempo: meses, algunos, años... no me agrada sentirme como me estoy sientiendo en estos momento. No soy de las personas que suele expresar o contar lo que le pasa pero este medio es distinto, me dijeron no te guardes lo que te pasa, y ya que sé que no se lo contaré a nadie, me desahogo acá.

Creo que sus palabras, sus miradas... aunque no quiera, están en mi cabeza y eso mezclado con el resto... en mí, es horrible... y tampoco quiero parecer mala y usarlo a él, no es lo correcto, no lo es... creo que definitivamente desapareceré por unos días... me hará bien :B







Recordar es volver a vivir... debes dejar de recordar
Mizzu~

domingo, 24 de julio de 2011

No más de cuatro palabras...

Siempre estaba ahí, mismo joven, mismo violín, y a lo lejos, como siempre, parada escuchándolo y observándolo, una chica que sabe de memoria sus melodías, desde hace más de un año que esa chica va cada sábado a escucharlo tocar ese violín. Sí, esa chica soy yo, esas melodías me llevan a lugares donde jamás había estado, me hacen respirar el aire puro que se encuentra a mi alrededor y solo lo veo a él, el resto de personas que transitan por la calle no existen, solo él, ni siquiera yo estoy allí... solo él. La expresión en su rostro cada vez que comienza a dibujar melodías en el aire, me relaja, podría estar horas escuchándolo, recuerdo que un día estuve desde que llegó a su lugar, hasta que temrinó y lo vi alejarse, fueron cerca de cuatro horas las que lo escuché.

Lo miro al comenzar y terminar cada melodía, su rostro, sus ojos, cada movimiento, cuando termina cada melodía, voy me acerco y pongo unos cuantos pesos en la caja del violín, y me voy, a veces me quedo mirándolo, siempre desde lejos, otras debo irme, pero nunca lo he mirado a los ojos... nunca hasta ayer. Como todos los sábados, llegué un poco después que él, me senté en la banca de la plaza, sin percatarme que estaba más cerca de él que veces anteriores, y escuché; luego de la segunda melodía cerré mis ojos, creo que dormí por unos cuantos minutos, no lo sé, pero sus notas estuvieron a cada segundo en mi cabeza, cuando al rato abrí los ojos y ese joven estaba sentado a mi lado, la misma plaza, en la misma banca, me miró y sentí cómo mis mejillas se sonrojaban, mi mente quedó en blanco.

- Esta vez escuchaste más de cerca que lo normal - me dijo mirando hacia la copa de los árboles de la plaza, ¿yo? aún con la mente en blanco - siempre estás por aquí, hace algunos meses me di cuenta, pero no pensé que fueras siempre tú, pero todos estos sábados has estado allí, me escuchas, dejas dinero, y te vas, es interesante - volvió su vista hacia mí - ¿sabes tocar violín?

- No - creo que lo dije demasiado bajo, levanté mi rostro - no, no sé.

- Es sensacional, te relaja y te saca de tus pensamientos - volvió a mirarme, a pesar de no mirarlo, sentía esa mirada sobre mí - aunque creo que solo te gusta escucharlo - volteé para decirle algo y allí estaban, esos hermosos ojos cafés, esos anteojos, y sobretodo esa sonrisa, sentía como si mis mejillas iban a explotar, sonrió - es lindo saber que a alguien le gusta tú música.

Se levantó de la banca, tomó sus cosas, volteó para despedirse y me dijo - espero verte el próximo sábado, tendré una sorpresa para mi "cliente" favorita - ahí estaba esa sonrisa de nuevo, lo vi alejarse. No podía creerlo, no fui capaz de decirle más de cuatro palabras, y él me habló como si nada, quizás esperaba que le dijese algo o quizás sólo quería acercarse y agradecerme el escucharlo, ni siquiera le di el dinero por dejarme escucharlo, sí o sí estaré en esa plaza el próximo sábado.




Toca para mí, yo te quiero oír...
Mizzu~

martes, 19 de julio de 2011

Guardián del bosque

Hojas que se niegan a caer, se niegan a ser arrancadas por el viento, otras caen sin poner resistencia, se amontonan unas sobre otras, no hay nadie que pase sobre ellas, en un bosque, un bosque donde pocas personas han estado, donde quienes caminan pueden olvidar que hay un mundo civilizado saliendo de allí, un bosque que muchas veces ha sido mi refugio.

No son árboles ordenados en hileras, están dispersos, desordenados, creciendo al azar, en el lugar que les acomoda, suelo caminar por entre ellos cada vez que necesito pensar, cada vez que los sonidos de los autos, las luces de los focos y las palabras de los demás no me ayudan a solucionar algunas cosas.

Existe uno en especial, está adentrándose a unos treinta metros del bosque, es mi favorito: un sauce hermoso, grande, fuerte, a ratos me recuerda a mi padre, con esa sensación de seguridad, un sauce en un bosque de eucaliptos, es hermoso, me siento y me apoyo en ese gran tronco, es agradable estar en algo que sabes que está vivo y te entrega tanta paz, quizás no habla, pero siento cómo me susurra "sólo apóyate en mi, estarás bien".

Pensar que todo esto ha estado ahí desde que soy pequeña, recuerdo que ese bosque era el lugar prohibido para mí y mis amigos, cuando se nos ocurría salir a caminar o a jugar por ahí, recuerdo las palabras de mi madre "no crucen la carretera porque les puede salir el guardian del bosque, tengan cuidado", y nos quedabamos horas sentados sobre unos troncos, mirando, desde el otro lado de la carretera, hacia el bosque, para ver si veíamos pasar al guardian, quizás con la esperanza de que nos alzara su mano en señal de saludo, o solo saber si era cierto.

Con los años, ya no salíamos a jugar, cada uno tenía sus juegos, otros nos dedicábamos a leer, a escribir, pero siempre recordabamos ese bosque, recuerdo que hace unos años atrás, en mi último año del colegio, decidimos juntarnos con unos compañeros y mis amigos, y cruzamos la carretera, estábamos ansiosos por visitar ese lugar, ya con más años no nos daba miedo, cuando uno de mis amigos dijo "quizás encontremos al guardián", nos largamos a reír, pero secretamente era lo que todos queríamos. Y fue ese día cuando conocí a mi sauce, me encantó desde que lo vi.

Cuando ya habíamos recorrido el bosque y nos encontrábamos camino a casa, miré las caras de mis amigos de infancia, algunos estaban contentos por al fin haber cruzado la carretera, otros tenían decepción en sus rostros y uno dijo "al final no vimos al guardían", todos bajaron el rostro, pero di media vuelta y manteniendo mi vista en aquel bosque les dije "se equivocan, el guardián estaba ahí, solo que ustedes no lo vieron", me miraron y soltaron carcajadas, me largué a reír porque sabía que ellos no entendían lo que les decía.

Desde ese día en adelante, cada vez que puedo (e intento que sea cada semana), voy al bosque, y a ojos cerrados llego donde el guardián, me siento con mi espalda apoyada en él, tomo mi cuaderno, mi lápiz y cierro los ojos para escuchar cómo me cuenta las historias del bosque... 


A ellos les agradan tus visitas...
Mizzu~

jueves, 14 de julio de 2011

Decirte tantas cosas...

Quiero decirte al oído un par de palabras

que en este tiempo no he pronunciado

he sido tan ciega, no he valorado cada momento

estamos tan lejos, tan separados

pero siento que todo esto es real

estoy aquí… aquí


Quiero decirte al oido tantas cosas

tocar tu rostro con mi cabello

oler tu cuello y susurrarte todo,

todo lo que de verdad siento


Decirte al oido que estoy aquí

sentada donde siempre he estado

donde estoy desde ese primer día

donde me quedo queriéndote

mucho más que ante, deseando mirarte

tocarte y acariciarte algún día

estoy aquí, aquí…


Quiero decirte al oido tantas cosas

tocar tu rostro con mi cabello

oler tu cuello y susurrarte todo,

todo lo que de verdad siento

poder decirte todas las palabras

que he guardado para ti

por el miedo a no ser capaz de


Decirte al oido tantas cosas

tocar tu rostro con mi cabello

oler tu cuello y susurrarte todo,

todo lo que de verdad siento


Un día más te quiero, aún sin verte...

Mizzu~

viernes, 8 de julio de 2011

Cuando estoy sin ti ♫

- ¿Cómo puedes querer a alguien que está a kilometros de distancia?
- No lo sé...
- Pero está lejos, ni siquiera sabes qué está haciendo
- Lo sé, pero, extrañamente, confío en él.
- ¿Por qué lo quieres?
- Su sonrisa, su mirada, lo poco que sé de él, lo que no sé, las conversaciones de madrugada, su voz, cuando me hace reír, esa capacidad que tiene de ponerme nerviosa... no lo sé.
- Ni siquiera sabes si es mutuo o no
- Sí lo es, lo siento.
- Estás loca, peor que una quinceañera caprichosa.

Es cierto que esto no debiese ser así, que con todo lo que he pasado, el querer a alguien que está lejos es "estúpido", pero ¿saben? ninguna de las personas con las que he estado, en el último año, me ha echo sentir esto.

La sensación de querer saber cómo está, de querer hablar con él aunque sea un ratito en el día, las llamadas perdidas que me dicen que está pensando en mi, sus palabras, sus miradas, cuando hablamos hasta la madrugada, cuando me dice que me quiere, que me quiere allá a su lado, que le hago falta. Es realmente lindo saber que hay alguien que, aún estando lejos, se acuerda de ti y te quiere.

Sé que la inseguridad y el miedo son inevitables, pero cada vez que los siento, me recuerdas, con detalles, que quieres estar conmigo y eso hace que, por un momento, me olvide de la distancia... yo te dije "pensaré positivo por los dos, de verdad quiero esto"... y lo sabes, solo espero que me tengas paciencia, créme que valdrá la pena.



La distancia no me importa si detrás de los kilometros tú me esperas~
Mizzu~